Sor Juana Inés de la Cruz: la voz eterna del conocimiento y la libertad

Sor Juana Inés de la Cruz: la voz eterna del conocimiento y la libertad

Hace más de tres siglos, en un mundo donde el acceso a la educación para las mujeres era prácticamente inexistente, nació una figura que desafiaría los límites de su tiempo. Sor Juana Inés de la Cruz, conocida como «la Décima Musa» y «el Fénix de América», es recordada como una de las más grandes escritoras y pensadoras de la lengua española.

Una infancia marcada por la curiosidad

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana nació el 12 de noviembre de 1648 (o 1651, según algunas fuentes) en San Miguel Nepantla, en el actual Estado de México. Desde muy pequeña mostró un deseo insaciable de aprender. A los tres años ya sabía leer y escribir, y a los ocho compuso su primer poema.

En una época en que las mujeres no tenían acceso a la educación formal, Sor Juana pidió a su familia que la enviaran a estudiar, lo que no fue posible. Decidió entonces sumergirse en los libros de su abuelo y más tarde buscaría un espacio que le permitiera dedicarse al estudio.

Del esplendor virreinal al claustro

Su inteligencia y talento fueron reconocidos en la corte del virrey Antonio Sebastián de Toledo, donde fue dama de honor de la virreina. Allí deslumbró a la élite intelectual con sus conocimientos y habilidades poéticas. Sin embargo, pronto eligió la vida religiosa para encontrar en el convento el espacio de libertad intelectual que la sociedad le negaba.

En 1667 ingresó al convento de las carmelitas descalzas y, poco después, al de San Jerónimo, donde permaneció el resto de su vida. Allí creó una impresionante biblioteca y se dedicó a escribir sobre teología, filosofía, poesía, música y teatro.

Una escritora que desafió su tiempo

Sus obras incluyen sonetos, redondillas, autos sacramentales, comedias y tratados filosóficos. Uno de sus textos más conocidos es la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, en la que defendió el derecho de las mujeres a la educación y al pensamiento crítico. Su famosa frase «¿Quién ha negado a las mujeres el entendimiento?» sigue resonando como un manifiesto feminista adelantado a su época.

Últimos días y legado inmortal

Sor Juana murió el 17 de abril de 1695 en el convento de San Jerónimo, víctima de una epidemia mientras cuidaba a sus hermanas religiosas enfermas. Su muerte marcó el fin de una voz que, aunque silenciada en vida por la censura, trascendió su tiempo.

Hoy, su legado perdura no solo en la literatura mexicana y universal, sino como símbolo de la lucha por el conocimiento, la igualdad de género y la libertad de pensamiento. Sus obras son estudiadas en escuelas y universidades de todo el mundo, y su imagen se ha convertido en un ícono cultural.

Una inspiración vigente

En México, Sor Juana es recordada cada año, especialmente cada 17 de abril, como la figura que abrió caminos para que generaciones de mujeres pudieran acceder al saber. En su honor, su rostro aparece en el billete de 100 pesos, recordando a todos los mexicanos que el conocimiento es un derecho universal.


Por Redacción / PV

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