El mapa miente: las verdaderas dimensiones de los continentes y por qué Groenlandia no es tan grande como crees

El mapa miente: las verdaderas dimensiones de los continentes y por qué Groenlandia no es tan grande como crees

Durante generaciones, la mayoría de nosotros aprendimos geografía mirando un planisferio tradicional: continentes bien distribuidos, Groenlandia casi tan grande como África, Europa en el centro y América del Norte imponente. Pero hay un detalle que la mayoría ignora: esos mapas no reflejan la realidad.

El mapa más común en las aulas y oficinas es la proyección de Mercator, creada en 1569 por el cartógrafo Gerardus Mercator. Su propósito era ayudar a los navegantes a trazar rutas rectas en el mar, pero para hacerlo tuvo que sacrificar la proporción real de los continentes. El resultado: una enorme distorsión que agranda desproporcionadamente las zonas cercanas a los polos y achica las del ecuador.

Groenlandia no es tan grande como parece

Uno de los ejemplos más impactantes es Groenlandia. En los mapas Mercator parece del mismo tamaño que África o incluso más grande que Estados Unidos. La realidad es otra:

África tiene más de 30 millones de km² Groenlandia apenas supera los 2 millones de km²

Es decir, África es unas 14 veces más grande.

¿Y Estados Unidos?

Estados Unidos continental (sin Alaska ni Hawái) tiene alrededor de 8 millones de km². Groenlandia cabría dentro de EE. UU. más de tres veces, aunque en los mapas parecen casi equivalentes.

Más curiosidades que revelan las distorsiones:

Brasil es más grande que toda Europa continental, aunque en los mapas parecen similares. Rusia parece cubrir casi la mitad del hemisferio norte, pero su tamaño real es poco más del doble que Brasil. Alaska parece enorme, pero es más pequeña que México. África es tan grande que caben dentro de ella China, India, EE. UU. y varios países europeos juntos.

El mapa que lo cambió todo: Gall-Peters y otras proyecciones más fieles

A partir del siglo XX, surgieron alternativas como la proyección Gall-Peters, que respeta las proporciones de superficie. Aunque altera las formas y las hace parecer “aplastadas”, ofrece una mejor idea del tamaño real de los países. También están la proyección Robinson (usada por la ONU), Winkel Tripel (National Geographic), y la fascinante Dymaxion Map de Buckminster Fuller, que rompe la idea tradicional de norte y sur.

¿Por qué importa?

Porque los mapas no son neutrales. La forma en que representamos el mundo influye en cómo lo entendemos. Una Europa o una Norteamérica agrandadas dan una impresión de poder e importancia. Subestimar visualmente a África o Sudamérica contribuye a sesgos históricos y políticos.

Conclusión:

La geografía no miente, pero los mapas sí pueden hacerlo. Conocer la verdadera escala de nuestro planeta no solo es fascinante: es un acto de justicia visual y cultural.

Por Redacción / PV