China a la delantera en el espionaje con drones

El ejército chino ha desarrollado un dron ultraminiatura del tamaño de un mosquito —aproximadamente 0,6 cm— diseñado para misiones de reconocimiento clandestino. Mostrado recientemente por la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa de China y destacado en CCTV, este microdrone imita el aspecto y movimiento de insectos como gorriones o moscas, usando alas articuladas que permiten vuelos silenciosos y casi invisibles.
Equipado con microcámaras, micrófonos y posiblemente sensores electrónicos, su misión principal es la obtención de imágenes, audio e inteligencia electrónica sin ser detectado por radares convencionales. Aunque su autonomía, alcance y capacidad de reconocimiento son limitados —requiriendo recargas frecuentes y operación cercana al objetivo— puede insertarse en espacios interiores o contactarse con personas sospechosas, facilitando labores de espionaje selectivo.
Este avance representa un significativo salto tecnológico para China: se suma a una estrategia completa de drones que incluye vehículos de gran altitud (HALE) como el WZ‑8 y otros modelos tácticos destinados a vigilancia masiva. No obstante, especialistas advierten sobre el riesgo de abuso en la supervisión a ciudadanos, la infiltración empresarial o el robo de información confidencial mediante drones casi indetectables.