Un estudio arqueológico en la cueva de El Castillo, en Puente Viesgo (Cantabria, España), ha revelado que los neandertales poseían una movilidad mucho mayor de lo que se pensaba. Durante décadas, la teoría dominante sostenía que estas comunidades se limitaban a explotar recursos cercanos, generalmente a menos de 50 kilómetros de sus asentamientos. Sin embargo, las nuevas investigaciones han demostrado que podían recorrer más de 400 kilómetros para obtener sílex, una piedra fundamental en la elaboración de herramientas.
La investigación, publicada en el Journal of Human Evolution, muestra que entre 70,000 y 45,000 años atrás los grupos que habitaron El Castillo accedían a materias primas de fuentes muy lejanas, incluyendo depósitos en el sur de Francia, a 427 km de distancia. Este hallazgo cuestiona la visión tradicional de los neandertales como sociedades de baja movilidad y abre la puerta a interpretaciones sobre redes de intercambio y contactos sociales más complejos.
En la cueva se hallaron hasta ocho variedades distintas de sílex y radiolarita. Mientras que una parte procedía de fuentes locales como Monte Picota (23 km), otras provenían de lugares tan distantes como Piedramuelle, en Asturias (246 km), y Tercis, en Francia. Los expertos clasifican estos hallazgos en categorías de abastecimiento: local, regional, trazador y supertrazador, siendo esta última la que confirma desplazamientos de larga distancia.
El descubrimiento pone de manifiesto que los neandertales no eran grupos aislados y estáticos, sino comunidades capaces de planear, organizarse y mantener estrategias de movilidad o intercambio que aseguraban el acceso a recursos escasos. Estos resultados también sugieren que el valor del sílex trascendía lo utilitario, al convertirse posiblemente en un recurso estratégico y culturalmente significativo.