En Sonora, la carne asada es mucho más que un alimento: es una tradición social que forma parte de la identidad cultural del estado. Los fines de semana, patios, terrazas y parques se convierten en escenarios donde familias y amigos se reúnen alrededor de un asador.
La fama de la carne sonorense proviene de la calidad del ganado criado en la región, gracias a sus pastizales y técnicas de producción. Los cortes más apreciados son el Rib Eye, el T-bone y el New York, preparados sobre brasas de carbón que aportan el característico sabor ahumado.
Pero el ritual no se limita a la carne: tortillas de harina recién hechas, frijoles maneados, guacamole y salsas completan la experiencia culinaria. En muchos hogares, la carne asada es también el pretexto para celebrar cumpleaños, encuentros familiares y hasta reuniones políticas.
Hoy, la carne asada sonorense es reconocida a nivel nacional e internacional, representando el orgullo gastronómico de la región.